Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 muchos países registraron un aumento en los trastornos de sueño de sus habitantes.

Las restricciones impuestas para frenar los contagios provocaron alteraciones en las rutinas de las personas, que a su vez afectaron el ritmo circadiano, es decir, los cambios que ocurren en cada período de 24 horas en una persona y que se relacionan con los ciclos del sueño. Al trabajar y hacer todas las actividades cotidianas desde casa, las personas solían hacer menos ejercicio y exponerse a una cantidad menor de luz natural, dos factores que contribuyen a dormir mejor.

Varios estudios, como Pesadillas en personas con COVID-19: ¿El coronavirus infectó nuestros sueños?, señalan una correlación directa entre los síntomas de COVID, así como del consumo de ciertos medicamentos que eran parte del tratamiento y la interrupción del sueño.

Dado que fue un efecto de la pandemia, este padecimiento fue nombrado por expertos como coronasomnia o COVID-somnia. Sin embargo, siguió presentándose aun cuando ya estaba permitido salir de casa, en personas que sufrían los síntomas de COVID largo.

Aunque no hay una lista cerrada de síntomas que definan este mal, los más habituales son:

  • Fatiga
  • Problemas de memoria y razonamiento
  • Pérdida de gusto y olfato
  • Insuficiencia respiratoria
  • Insomnio
  • Ansiedad
  • Depresión

Algunos de estos síntomas podrían aparecer en un principio durante una infección inicial, pero continuar o reaparecer un mes o más tarde. También pueden aparecer otros nuevos que se prolongan durante semanas, meses o más de un año.

Actualmente no hay tratamientos específicos aprobados para el COVID largo, aunque algunos pacientes obtienen alivio de analgésicos, medicamentos para otros problemas de salud y fisioterapia. Algunos estudios incluso abren la posibilidad de que la vacunación contra el COVID-19 pueda reducir los síntomas del COVID persistente, pero aún no hay pruebas concretas al respecto.

¿COVID provoca más pesadillas?

El estudio Pesadillas en personas con COVID-19: ¿El coronavirus infectó nuestros sueños? publicado en la plataforma del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, descubrió una relación entre las personas que tuvieron COVID-19 y el aumento de pesadillas.

Aunado a esto, en investigaciones previas ya se había demostrado que la pandemia de COVID-19 está asociada a alteraciones del sueño y pesadillas en personas sanas, sobre todo en aquellas que habían pasado por experiencias traumáticas -relacionadas con la muerte o enfermedad de algún familiar o amigo cercano- o las que habían tenido más cambios en su vida. También se encontró mayor prevalencia en mujeres personas jóvenes.

Fuente: El Financiero.

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