Por Eduardo Camacho Rivera

Columna Trasfondos

La elección de la nueva rectora o rector de la Universidad Autónoma de Quintana Roo (Uaqroo) debe ser un ejemplar ejercicio, a la altura de la nueva etapa y circunstancias que prevalecen en la más importante universidad pública de Quintana Roo. Debe hacérsele verdadero honor a la autonomía que teóricamente ya le fue conferida.

Por eso genera muchas preguntas y dudas la anulación que la H. Junta Directiva de esa casa de estudios hizo respecto a la terna definida, dos días antes, por la Comisión Especial integrada para el asunto del relevo.


Como se anunció en su momento, la terna estaba integrada por Lucely Roldán Carrillo, Tirso Ordaz Coral y Víctor Gaber Bustillo, pero la H. Junta Directiva de la Uaqroo dio a conocer que “no valida la propuesta enviada por considerarla claramente inconsistente con los criterios de evaluación establecidos en el artículo 26 del reglamento de la junta Directiva y la instruyó a que reconsidere en su totalidad la terna propuesta, teniendo en cuenta rigurosamente los méritos académicos, la experiencia y la calidad de los planes de trabajo de las y los aspirantes registrados”.

Ciertamente no eran precisamente las y los mejores aspirantes de los 25 finalistas a la rectoría, pero algo ocurrió que se determinó descartar tajantemente la terna de la cual saldría, el próximo 16 de agosto, el o la nueva rectora.

¿Qué intereses salieron a flote y chocaron con la terna propuesta? ¿Acaso se ignoró alguna “sugerencia” o la “recomendación” de algún nombre?. Algo extraño y nauseabundo parece estar presente ahí.

Nada sería más vergonzoso que sea impuesta –como ya ha ocurrido- una figura política, sin auténtica experiencia y vocación académicas. Las universidades necesitan ser encabezadas por verdaderos académicos con corroborado desempeño docente, con gran capacidad de gestión y con un notable liderazgo más que necesario para un muy complicado ente como los es la comunicad universitaria.

El proceso de elección de quien encabezará la Ueqroo debe ser transparente y convincente para los uiversitarios y para la sociedad quintanarroense.

Varios nombres, como los de la terna desechada, han desfilado ya como solidos aspirantes a la titularidad de la Uaqroo, entre ellos, por mencionar algunos, Marisol Alamilla Betancourt, Raúl Arístides Pérez Aguilar y Carlos Santander Botello.

Algunas y algunos poseen una muy solvente trayectoria académica, pero en varios casos su desempeño como titulares o mandos en algunas responsabilidades anteriores no ha sido, por mucho, eficiente ni mucho menos destacado como su trabajo en la academia.

La excepción parece ser la ex secretaria de Educación de Quintana Roo (SEQ), Marisol Alamilla Betancourt, quien se presenta como una excelente carta para conducir y rescatar a la Uaqroo del abismo en el que fue sumido por el todavía actual rector, Francisco López Mena.

Como era de esperarse, Marisol Alamilla Betancourt ha querido ser encasillada como una joaquinista, pero no hay que olvidar que al poco tiempo de que fuera designada como titular de la SEQ, renunció debido que no se le dio la libertad y las herramientas suficientes para alcanzar las metas que se propuso.

Habrá que permanecer, entonces, a la espera de quiénes integrarán la nueva terna para la rectoría de la máxima casa de estudios de Quintana Roo, y es muy probable –se insiste- que Alamilla Escobedo forme parte de la misma.

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